Taller Experimental - Expresión Gráfica a través de diferentes soportes.

Taller Experimental – Expresión Gráfica a través de diferentes soportes.



Imaginar, es comprender la realidad, es una construcción intelectual de conocimiento, pero todo conocimiento tiene que ir ayudado de referencias para su correcta interpretación de realidad. Podríamos hablar mucho sobre temáticas respecto al dibujo y su expresión pero en verdad, lo que importa es que vivir momentos, y disfrutar el camino, es algo fundamental en la vida.
Hoy nos levantamos temprano con mi primo Claudio, bueno, yo me levanté temprano por que él lo hace todos los días, animados por que les íbamos a jugar una broma a los chiquillos, sobre que yo era un doctor y los iba a pinchar. Mi primo encendió su auto y nos fuimos. Una mañana increíble, ver a la aurora renacer cada día, los árboles de otoño, el frío que calaba los huesos, muchos niños esperando locomoción para llegar a sus escuelas y que como conejitos se camuflan para que nos les pase nada el momento de pasar cualquier vehículo, nosotros con la música fuerte, cantando, comentando sobre zorritos que pasean y la buena gente del lugar, de la manipuladora, la señora Nena, de lo bacán que es el poder ver todos los días, y bueno, al final llegamos a la escuela Cardenio Franco Gutiérres, en el sector Lo Franco, a unos cuantos kilómetros hacia la cordillera en la comuna de El Carmen.
Hacia frío, saludamos a la señora Nena y le dijimos que la vacunaría, como que se asustó; pero no nos dijo nada en el momento.
Luego llegan los niños, son cuatro, dos niñas y dos niños, los veo bajarse del furgón y con mucha alegría llegan a su escuela, nos saluda don Gustavo, el señor que maneja el furgón.
Nos presentamos y seguimos con la broma de que los vacunaré, casi todos aceptan la vacuna, menos uno, el Luchín, el mas chico del grupo. Todo súper, ya habían caído en la broma, pero no puedo mentir y les dije que no era doctor, ni nada de eso, solo los venia a visitar, para dibujar, pasarlo bien, escuchar música y hablar.
Así fue, hicimos una lluvia de ideas después de volver del desayuno y eligieron usar animales y paisajes para dibujar, tomamos referencias de un par de libros y cada uno interpretó animales a su manera, solo ayudé en cortar con cartonero, lo demás fue un tremendo trabajo autónomo con autodeterminación, lo que me encantó, las risas, las historias fueron saliendo, la música fue fluyendo y el día se fue acortando, entre bromas y juegos.
Jugamos a la pelota, éramos seis, he hicimos dos equipos, el Claudio, la Maura y el Johan y el otro equipo era yo, La Millaray y el Luchín, fue bacán jugar, correr, sentir el frío y a veces hasta costaba respirar, íbamos a jugar hasta los cinco goles, pero al Luchín le dijo que le había dado una puntada en el costado y dejamos de jugar.
Volvimos a la sala y los chiquillos querían puro hacer cosas, la energía era tremenda, a mi se me salió un palabrota y me escucharon, por lo que sube que pagar una penitencia. La penitencia era bailar con la señora Nena y al final terminamos bailando todos. Mi primo, los chiquillos, la señora Nena, todos juntos. Lo que me daba risa es que la señora Nena nos decía; “Ojalá no llegue la supervisora” y continuabamos bailando, ¡tremendo!
Almorzamos todos juntos, dijeron sus sobre-nombres, no me acuerdo de todos pero algunos eran Punta, Treile, Zorro, Hue’o, Chingue, en fin, hasta salió el nuestro, hablaron y contaron historias de los veranos pasados. Mi primo contó una historia de cuando éramos chicos y esperábamos las trillas, la Milla hablo sobre su hermano, el Luchín contó una historia que no la entendí, pero fue chistosa su manera de contarla. Terminamos de almorzar y yo me volví a la sala a instalar un scanner en mi computadora, lo instalé y pasé todos los dibujos y los recortes, a imágenes digitales, los chiquillos jugaron un rato y después pintaron, hasta que llegó la Jazmín, una chica que les ayuda a hablar mejor.
Los chiquillos se tomaron unas fotos con mi computadora mientras esperaban el furgón de vuelta a sus casas, se reían mucho y era 
una linda la imagen, fue un día tremendo, y como es normal todos se volvieron a sus casas, pasó don Gustavo, los chiquillos se despidieron, y nosotros con el Claudio nos despedimos de la Jazmín, emprendimos camino a la casa de mi mamá y él para su casa.
Con alegría me quedó con esta frase de uno de los chiquillos, que cuando la lea, se acordará.
“HAY QUE SER NIÑOS, SIEMPRE”.

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